Seguramente hayas oído hablar de la importancia de la diversificación en la gestión de inversiones. La diversificación, dicho vulgarmente, es no poner todos lo huevos en la misma cesta. Veámoslo con un ejemplo.
Si concentras toda tu cartera en tres inversiones a partes iguales, en tres empresas tecnológicas americanas, pongamos Meta, Microsoft y Apple, puede que obtengas una gran rentabilidad si el sector tecnológico se ve favorecido en un momento determinado o puede que pierdas una suma considerable si algún evento influye en que dicho sector y por tanto tus tres inversiones caigan de forma estrepitosa.
Si por el contrario, en lugar de tres tecnológicas, seleccionas solo una, supongamos Microsoft, una empresa de alimentación como Nestlé y una textil como Inditex, estarías repartiendo el riesgo por sectores (es más difícil que caigan los tres sectores a la vez) y además estarías diversificando por zona geográfica.
Ampliando el número de empresas de distintos sectores y zonas geográficas e incluyendo otras inversiones que no sean acciones de empresas (renta variable) como por ejemplo bonos gubernamentales o corporativos (renta fija) o incluso en materias primas, como el oro o la plata, mejorarías la diversificación de tu cartera, minimizando el riesgo total de la misma al estar repartido en la combinación de activos seleccionada.
Pero seleccionar por ti mismo las acciones te puede resultar complicado y costoso al principio y además durante un tiempo tendrías una cartera poco diversificada, por lo que probablemente la rentabilidad que obtengas no sea mayor que la del índice de referencia.
¿Qué es esto del índice de referencia? El índice de referencia o benchmark es aquel con el que comparas el rendimiento de tu cartera. Por ejemplo, si estás seleccionando una cartera de acciones americanas puedes utilizar como referencia el índice s&P 500, que engloba a las 500 empresas de mayor capitalización de mercado de Estados Unidos. Si seleccionas empresas no solo de Estados Unidos sino también a nivel global puedes utilizar como benchmark el índice MSCI ACWI, constituido por más de 2800 empresas muy buenas de más de 40 países de mercados desarrollados y emergentes.
¿Te imaginas tener una cartera con tal cantidad de empresas, de tantos países y sectores diferentes?Eso sí sería una buena diversificación… Pues es posible hacerlo y es aquí donde entra la inversión indexada. La inversión indexada es una forma de invertir que consiste en suscribir un fondo de inversión que a su vez invierte en buenas empresas a nivel mundial replicando a su índice de referencia. De esta forma tendrás una cartera de acciones muy bien diversificada.
Algunos ejemplos de estos fondos indexados globales son:
Los tres fondos tienen como índice de referencia el MSCI ACWI Index y los puedes suscribir desde un 1 euro. Mediante aportaciones periódicas irías construyendo tu cartera de acciones bien diversificada. Y fíjate que digo cartera de acciones, porque únicamente estarías invertido en este tipo de activo. Te faltaría diversificar con otra clase de activo, como la renta fija, las materias primas, el efectivo… Esto lo veremos en otro artículo sobre cómo formar carteras con fondos de inversión.