Por qué perder dinero permanentemente es peor que ver tu cartera moverse como una montaña rusa
Entender el riesgo
Cuando se habla de riesgo en inversión, muchos piensan automáticamente en volatilidad. Pero la realidad es que ese no es el tipo de riesgo que más preocupa al inversor inteligente.
La mayoría de los inversores no rechazan una inversión por sus altibajos diarios, sino por el miedo a perder dinero de forma permanente, o a obtener un retorno inaceptablemente bajo tras años de espera.
Ese es el verdadero riesgo: la pérdida de capital sin recuperación. Y lo complicado es que esta clase de riesgo no se puede medir con fórmulas precisas, ya que depende del contexto, del ciclo económico, y del comportamiento humano.
En teoría, la única métrica aceptada para cuantificar el retorno ajustado al riesgo es el ratio de Sharpe. Pero como decía Bruce Newberg:
“Lo probable no sucede y lo improbable, ocurre constantemente.”
El riesgo, por tanto, es escurridizo. No se ve antes de invertir, y muchas veces ni siquiera se ve después. Solo se manifiesta en el futuro, cuando ya es demasiado tarde para corregir.
Reconocer el riesgo
El primer paso para controlar el riesgo es reconocerlo. Y esto empieza por saber identificar cuándo el mercado lo está ignorando.
Cuando los inversores son excesivamente optimistas y pagan demasiado por un activo, el riesgo sube. Un entorno donde nadie habla de riesgo suele ser, paradójicamente, el más peligroso.
Para el inversor value, riesgo y bajo rendimiento son dos caras de la misma moneda. ¿La causa común? Precios excesivamente altos.
El riesgo no siempre está en los activos de baja calidad. A veces, activos de altísima calidad pueden ser arriesgados si se pagan a precios desorbitados. Porque el riesgo no está en el activo, sino en el precio que pagas por él.
Una idea popular muy extendida puede ser una fuente de bajo retorno… y de alto riesgo. Y cuando todos creen que no hay riesgo, probablemente sea el momento en que más riesgo hay.
Controlar el riesgo
Medir el riesgo con precisión es muy difícil. Y todavía más complicado es evaluar el retorno ajustado al riesgo, sobre todo en mercados alcistas, donde todo parece ir bien.
Los grandes inversores no son necesariamente los que obtienen los mayores retornos. Son los que logran buenos retornos con un riesgo mucho menor, o incluso retornos algo inferiores, pero con una gran protección frente a la pérdida.
Como dijo Warren Buffett:
“Solo cuando baja la marea se sabe quién nadaba desnudo.”
En los años de bonanza, el buen inversor no siempre brilla. Su recompensa está en saber que tiene un sistema de control de riesgos sólido, aunque no lo necesite… todavía.
Porque el riesgo es invisible, y la ausencia de pérdidas no significa que no exista. Puede estar acechando silenciosamente en carteras con activos de moda comprados a precios estratosféricos.
Asumir riesgo no es, por sí mismo, un error. Es parte del juego. Pero asumirlo sin saberlo, es lo que suele costar caro.
El riesgo está siempre presente. Solo se vuelve evidente cuando el entorno cambia y los precios caen. Entonces, aparece la pérdida. Y si no estabas preparado, puede que esa pérdida no se recupere.
Conclusión: el arte de proteger el capital
El verdadero éxito en la inversión a largo plazo no depende tanto de las grandes victorias, sino de evitar los grandes errores. Tus resultados al final del camino dependerán más de tus malas inversiones y de cuánto te costaron, que de lo bien que te salió tu mejor apuesta.
Por eso, el camino hacia el éxito en los mercados pasa por controlar el riesgo, no por ser el más agresivo. Porque el riesgo que no ves es el que más daño puede hacerte.
Source: Marks, Howard (2013). Lo más importante para invertir con sentido común.